29-novembre-2017

Autor: David Miranda Mota, SVE portuguès a Barcelona i monitor de l’Esplai Torxa.


Recién llegado de tierras lusas
Cansado de una lucha de cinco años con algunos resultados poco permanentes, decidí conocer diferentes realidades de la educación no formal infantil y juvenil, y por eso estoy en Esplac haciendo el Servicio de Voluntariado Europeo durante un año.

¿Quien y de dónde soy?
Me llamo David Mota aka Curtiço, tengo 26 años y soy un artista visual con raíces en Monte Gordo (Vila Real de Santo António, Algarve), un pequeño paraíso natural al sur de Portugal. Sus habitantes, los cuicos, descienden de una mezcla entre andaluces, catalanes e indígenas Tupi Guarani (Venezuela), con un origen sin una data muy bien definida. Ciudad impulsora del turismo en el Algarve (en los años 70), hoy lucha para adaptarse a todo el progreso turístico que hubo al lado opuesto del la región, y a una deuda financiera de las diez mayores del país. Sobrevive de la pesca y del turismo de verano, con poco más 3.300 habitantes, rodeado de reserva natural y con las playas más largas y la temperatura del mar más alta del país. 🙂
Justo cerca de la frontera con Ayamonte (España), donde la relación con “nuestros hermanos” no va mucho más allá de la compraventa de atollados (ropa de cama y toallas), del botellón, del tráfico de drogas y de uno que otro evento esporádico para justificar la creación de departamentos políticos con función de conectar las ciudades.
Es un paraíso que en general sufre de un desinterés muy grande, excepto en verano, cuando nos invaden a gran escala. Pero pasada esa época, volvemos a la monotonía de una ciudad con una cantidad muy reducida de actividades, conciertos, exposiciones, formaciones, emprendimiento…, además de un sentimiento de comunidad que cada vez se diluye más.
La falta de trabajo, agregada al poco apoyo del dinamismo juvenil, empuja a los jóvenes a una vida “sin color”, de rutina poco progresiva, con algún que otro consumo de drogas y sin grandes objetivos, o a marcharse para Lisboa o a otro país buscando un empleo y una vida más “rica” y diversa culturalmente. Todo esto obviamente generalizando, porque al mismo tiempo conozco jóvenes muy proactivos y con talentos inigualables, que luchan bastante para un cambio para mejor, aunque la corrupción política y la influencia de élites ralentizan el progreso de la dinamización juvenil y de la cultura urbana.
Juntamente con mi Crew Soulution y la asociación Backup, trabajamos para un despertar cultural infantil y juvenil en nuestro municipio, siendo un gran desafió dado que la población es muy poco participativa y los jóvenes y los niños tampoco están educados ni motivados (mayoritariamente) para una participación activa en la comunidad, en la cultura local o en voluntariado. Además, cuando se trata de cultura urbana, se pone otro desafio, pues debe existir algún miedo por parte del poder conformista a crear jóvenes cultos, activos, con valores y con alguna rebeldía propia de la cultura urbana…
Por todas esas razones, sentí la necesidad de aprender nuevas estrategias de educación, para en el futuro poder implementarlas, además de absorber la cultura urbana que proporciona Barcelona y ponerme a prueba saliendo de mi zona de confort.
Por irónico que parezca, yo también voté el 1 de octubre, pero en este caso para decidir la presidencia del municipio y de mi ciudad. Y bueno, ahora a esperar la promesa de una “casa de artes y juventud” que hizo la candidata que ganó…!

Llegada a BCN
Llegué a Barcelona el día 2 de octubre, con un recibimiento muy caluroso por parte de los monis del Esplai Torxa.
Al día siguiente tuve la oportunidad de vivir en primera persona parte de las manifestaciones de la expresión de una identidad catalana muy intensa y muy segura de si misma. Se pedía democracia y dialogo, dado todo lo ocurrido en el 1 octubre. Digamos que llegué en una fase intensa y que tuve una recepción con dosis extra de catalanidad. La verdad, fue muy bueno pasar esta fase aquí.
Hace poco estuve en una reunión del Sector Barcelona (dos horas en catalán, hahaha!) A pesar de un entendimiento intermitente por la lengua, noté una organización y una responsabilidad mezclada con informalidad (rulando cerveza y pipocas), y los puntos que hay que debatir se van resolviendo a través de dialogo. Todo eso parte de los jóvenes, sin ningún tipo de obligación ni control represivo ni evasivo de ninguna entidad reguladora o política. Estas reuniones de sector ponen en conexión toda una red de esplais que te hace estar más conectado con todos los barrios de la ciudad, sus jóvenes y sus realidades, lo cual es muy importante y siempre aporta algo al progreso de todos. Infelizmente es algo que no ocurre de forma fluida en mi región, al revés, allí hay una competición para nada saludadle…

Esplai Torxa
Me recibieron muy bien, enseguida me sentí supercómodo y ya me han presentado a los niños, aunque tuve pocas experiencias para sacar grandes conclusiones. Me parece un buen grupo, creativo y activo, y estoy seguro de que se van a crear lazos muy fuertes y vamos a crear actividades que nos marcarán a todos.
Se nota un conexión y una comprensión muy fuerte entre los monitores (fruto de varios años de vivencias como niños en el esplai). Son como una familia entre ellos, algo muy importante si el objetivo es transmitir valores como la unión, la empatía y la comunidad.
Aún estoy en fase de adaptación y reconocimiento, pero espero conseguir hacer algún tipo de actividad más conectada con la cultura urbana, las artes visuales y el vídeo, aunque ya vi que existe mucha libertad en las propuestas de actividades.
El sitio donde nos reunimos (Casal d’Entitats) tiene muy buenas condiciones para sesiones teóricas y prácticas; cuenta con material variado para usar en las actividades y una vista tremenda de la ciudad desde el barrio del Guinardó. Aún no conozco muy bien la zona, pero parece ser muy tranquila, un buen sitio para crecer, pues ya no se siente toda la confusión del centro. Tengo pendiente una visita a los búnquers del Carmel, puesto que me han hablado mucho de este sitio.

Viviendo en el centro
Al final encontré una habitación al lado de las Ramblas, a cinco minutos de Esplac. Creo que soy el que vive más cerca, ahahahah! En la sede de Esplac, hay un grupo de trabajo responsable y empeñado con plena entre-ayuda y se nota un ambiente de muy buena vibe.
Fui muy bien recibido, todos muy simpáticos y disponibles para ayudar. Es fácil integrarse y eso que yo soy mucho de vivir en mi mundo. Me siento fenomenal allí.
Por lo que he entendido, ellos son los responsables de toda la parte del backstage de los esplais, de todo lo que es burocracia, candidaturas, comunicación, permisos, conexiones internacionales, etc… Es una tarea fundamental para que todo el movimiento de Esplac funcione. Trabajar allí me da una mejor visión de toda la estructura, y aún tengo mucho que aprender mucho de ambas partes, y desenrascar-me (portugués) para ir siempre cumpiendo todas las tareas.
Gracias al Esplai Torxa, a la asociación Rota Jovem y a Esplac por esta oportunidad. ¡Daré lo mejor de mí! 🙂